El negocio de la muerte

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Por Silvia Madrid A. 

El hallazgo de más de 380 cadáveres en un crematorio de. Ciudad Juárez, Chihuahua, ha sido una de esas noticias que trascienden fronteras incluso del país por las preguntas sin respuestas que genera este hecho.

Primero a las autoridades por la falta de revisión o seguimiento a la operatividad de la empresa. Si bien la Comisión Estatal para la Prevención Contra Riesgos Sanitarios -Coespris- informó que dicho negocio contaba con los permisos correspondientes, no hubo la verificación para determinar si cumplía con los requerimientos de operación al manejar sustancias químicas para el embalsamamiento de los cuerpos y si cumplían con el equipo requerido y el tiempo especificado para realizar el procedimiento de cremación.

Al parecer la mayoría de los cuerpos estaban embalsamados previamente por las funerarias que los recibieron y los prepararon para ser velados, pero había otros que aún tenían las pulseras de hospital.

Sin embargo, las altas temperaturas contribuyeron a descomponer los cadáveres más rápidamente pues la refrigeración fue insuficiente y los fétidos olores alertaron a los vecinos que en un inicio pensaron se trataba de un criadero de cerdos cercano al lugar.

Pero la pregunta que destaca entre todas es: ¿Qué les entregaron a los deudos en las urnas si no eran las cenizas de sus familiares? La respuesta se sabrá una vez que concluyan las investigaciones y los análisis de las supuestas cenizas mortuorias.

Semanas y meses después de haber perdido a un ser querido, la duda y la incertidumbre invaden a los familiares. De nuevo el dolor surge al desconocer el destino de su ser amado. Tras estos hechos el propietario del negocio y el único trabajador ya fueron vinculados a procesos y tendrán que responder a muchas preguntas.

Si bien las funerarias son negocios necesarios pues lo único seguro en esta vida es la muerte, aquí faltó sensibilidad, empatía y sobre todo respeto al manejo de cuerpos humanos. Se trata de un negocio de las muerte donde lo único importante era ganar dinero.

Dinero antes que respeto, dinero sin importar que no se tenía la capacidad de cremar a los cadáveres en tiempo y forma. Ganar dinero sin importar que éstos se fueran acumulando por semanas y meses; y luego la burla y el engaño de entregar tierra o algún otro material parecido a la ceniza.

Y ya ni hablar de la responsabilidad social que caracteriza a la mayoría de las empresas chihuahuenses que están comprometidas con la sociedad, cuando en este negocio lo que faltó fue respeto y predominó el lucro.

Muchas preguntas en el aire que se irán respondiendo conforme avancen las investigaciones y sobre todo que den paz a los deudos de los 383 difuntos que se contabilizan hasta ahora y que sus familiares están identificando.

Staff de Notiissa.mx

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