Hombres de dos reinos. Por: Javier Jaramillo

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Desde siempre me he imaginado a Dios como un padre generoso que no distingue de entre sus hijos a hijos inteligentes de hijos tontos; hijos ricos de hijos pobres; hijos altos de hijos chaparros; hijos gordos de hijos flacos; hijos guapos de hijos feos; mucho menos hijos politicos de hijos apoliticos.

Porque yo siempre he creído que un padre generoso y justo, es aquel que quiere a todos sus hijos por igual. En consecuencia, todos aquellos que representen a Dios en cualesquiera de las concepciones religiosas, deberán ajustarse al espíritu que anima a las religiones y a la percepción de la noción de lo divino; no se debe olvidar a la doctrina del origen divino de la religión y que en consecuencia nos ayuda a entender que religión y divinidad son una sola y misma cosa, unidas entre sí por una relación de causa a efecto. Sin divinidad no hay religión, porque la primera es causa y

la segunda es consecuencia, porque toda religión según Jorge Guillermo Federico Hegel (Stuttgart, Alemania. Agosto 27, 1770-1831, Noviembre 14, Berlín): “Es revelada, es decir, revelada por Dios”. La palabra religión que viene del latín religio y en inglés es religión; en francés religión; en alemán religión; en italiano religione y en español religión: significa el culto que se tributa a la divinidad; etimológicamente significa “unir”, pero en su sentido

más práctico es la creencia en una garantía sobrenatural ofrecida al

hombre para su propia salvación y las prácticas dirigidas a obtener o conservar esta garantía. La garantía a que apela la religión es sobrenatural, en el sentido de que va más allá de los límites a los que pueden llegar los  poderes reconocidos como propios del hombre. De lo que se deduce que el reino de la religión no es de este mundo, sino más bien de una naturaleza intrínsecamente espiritual como lo dijera E.B. Taylor: “La religión es la creencia en seres espirituales”. Teológicamente, Dios es el ser supremo; la

causa primera, existente por si, incondicionado, incausado, infinito, eterno, perfecto; omnipotente, omnisciente, omnipresente, infinitamente amoroso y bueno.

La religión católica de acuerdo a lo declarado en el Concilio de Trento en 1566, recoge el espíritu de unidad y la amplia noción de lo divino: “A diferencia de las repúblicas creadas por los hombres y de los conventículos de herejes, la iglesia no se circunscribe a los límites de ningún reino ni está confinada a los miembros de una sociedad, sino que abraza en la amplitud de su amor a todo el género humano, se trate de bárbaros o escitas, esclavos u hombres libres, varones o mujeres”. Consecuentemente, todos los representantes de Dios que integran la clerecía católica, desde el más modesto cura de pueblo hasta el más encumbrado e importante de los obispos, arzobispos, cardenales e incluso el Sumo Pontífice, el Santo Padre, más conocido como el Papa, ninguno tiene derecho a ir más allá del mandato divino, y quien lo hiciere, sabe en conciencia que al abandonar la representación divina, ¡la pierde! Por eso, llama poderosamente la atención lo declarado por pastores, sacerdotes, religiosas y publicados en los medios locales “La falta de una formación religiosa adecuada en el seno de la familia, así como los intereses económicos, son las dos principales causas de que la sociedad abandonen la fe  y se adhieran a ser agnostico que han proliferado en los últimos tiempos en la zona metropolitana y en todo el estado”.

Se tienen identificados segmentos, de acuerdo al estudio e investigación en campo y lo respaldo afirmando:

“En muchas ocasiones hace falta testimonio de parte de los sacerdotes o pastores, religiosas y de los fieles, así como la existencia de algún resentimiento contra el creer en algo por la pobreza”; y ahí se culpa a la influencia extranjera, el engaño, el soborno y sin dejar de lado la curiosidad y la apatía; destacando que son siete las comunidades no católicas con mayor presencia religiosa: La mayor con un 87% son Catolicos y los demás,La Luz del Mundo, los Testigos de Jehová, los Cristianos, Evangelistas, Mormones y Bautistas. ¿Qué No será acaso que algunos malos representantes de la Fe y Valores están olvidando que este mundo es cambiante? Y que en muchos casos se tienen que ocupar igual demás de los asuntos terrenales que de los espirituales, “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, expresando la separación fundamental del poder espiritual y del poder terrenal, como lo reconociera el Papa Gelasio I con su famosa imagen de las “dos espadas” aduciendo“que no pueden ser empuñadas por una sola mano”.

En los veinte siglos de historia de la civilización cristiana, el fruto más importante decantado en este largo trecho del peregrinar de la condición humana es sin lugar a dudas ¡la tolerancia religiosa !que no es otra cosa que el respeto al diferente, el reconocimiento a lo distinto; la tolerancia religiosa representa el fundamento de la libertad religiosa, de la libertad de creencias y de las libertades políticas; logró transferir de la economía los principios del “Laissez faire, laissez passer” .

Staff de Notiissa.mx

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