La verdadera enfermedad del sistema de salud

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Los mexicanos pagamos de nuestro bolsillo cantidades inmensas en atención médica y medicamentos, mientras el sistema público de salud gasta mal, sus servicios son de mala calidad y deja fuera a millones de personas. Los esfuerzos para una mayor afiliación dan resultados, pero la ansiada cobertura universal aún no entra en los planes.

Es necesario señalar que el servicio de hospitalización aun carece del sentido humano que requiere la población que de manera involuntaria –ya que nadie lo desea– debe de hacer uso del mismo.
En esta ocasión no queremos referirnos a la atención sólo del paciente internado sino del segundo interno. A quien primeramente habremos de definir, por ellos nos referimos a aquella persona, ya sea familiar o amistad que acompaña al paciente en su internado en algún nosocomio del sistema de salud estatal.

Una vez precisado lo anterior es momento de comentar nuestras premisas:
Primero habría que señalar que el sistema de salud en Chihuahua, si bien ha crecido en cuanto a centros de atención como hospitales de especialidades y clínicas por aquí y por allá, le falta el ingrediente principal, esto es el sentido humano de la atención por parte de quien administra estos centros hospitalarios.

Y por qué señalamos lo anterior, bueno pues resulta que cuando alguien es hospitalizado y este requiera que alguna persona le acompañe, siempre el área de trabajo social realiza los trámites correspondientes para que el acompañante –segundo interno–, cuente con la seguridad de que el guardia de seguridad o el personal de enfermería no lo van a sacar, por estar allí en horario que no es de visita y le otorgan un pase.

Pero allí inicia el sufrimiento, ya que el paciente interno muchas de las veces requiere atención permanente y hay que cuidarlo de noche, es decir quedarse a pasar la noche a su lado para estar vigilándolo y atendiéndolo, aspectos que se supone debería hacer el personal de enfermería, pero como no existe el suficiente o porque descargan esta vigilancia en la familia o acompañantes, ya no lo realizan y debe de quedarse alguien con él.

Las personas que deben de quedarse con el paciente, empiezan por tener que soportar la falta de atenciones por parte del hospital, y nos referimos a que en la mayoría de los casos no hay un sillón cómodo para descansar –creo que usted como yo los hemos visto en las series americanas de tv–, y si hay será una silla metálica e incómoda en donde el segundo interno deberá pasar la noche o bien en el banco escalón que tiene el paciente para bajar de la cama.

Estas sillas si las hay seguramente fueron adquiridas con algún proveedor que sólo busca como el administrador hospitalario cubrir el requisito y entregar un producto que no sabe si será para la sala de espera o para dónde lo requiera el hospital.

El siguiente elemento de ausencia es la falta de una manta para protegerse, una vez que el hospital, bajo el criterio de asepsia no permite que se introduzcan cobijas o mantas por parte del segundo interno, quien debe padecer el frío, además de la incomodidad de la silla o banco.

Lo que habría de proponerse es que si la institución hospitalaria no cuenta con el personal para brindar un atención integral y requiere del apoyo de la familia del paciente-interno, o de sus amistades o parientes, al menos debería de proporcionar un buen sillón, ya no un “Reposet” como en los hospitales privados, pero al menos alguno que no dañe también la salud del segundo interno, además de proveer de alguna manta al mismo para que se proteja del frío.

Sin duda en Chihuahua, como en México la seguridad social está también enferma de burocracia. El dinero que dedica a tareas administrativas es más alto que el promedio de los países de la OCDE, y en los estados hay duplicidades en los registros de las instituciones públicas: más de ocho millones de mexicanos están afiliados al IMSS y, al mismo tiempo, al Seguro Popular (SP), mientras que 1.2 millones están en el ISSSTE y en el SP.

En la última década, México ha hecho importantes progresos para reducir su inmenso rezago en salud pública. El gobierno dedica tres veces más presupuesto a este rubro que hace 12 años, mientras que el SP, da cobertura a más de 56 millones de personas mediante los sistemas de salud estatales, ha logrado que hoy 93 de cada 100 mexicanos tengan algún tipo de cobertura de salud y es la opción para los 29 millones de personas que trabajan en la informalidad.

Hay metas que difícilmente se alcanzarán. Como que pacientes reciban atención en cualquiera de las instituciones de salud y en el lugar del país donde se encuentren, sin importar a qué institución están afiliados ni su lugar de residencia.

Los mexicanos aún pagamos de nuestro bolsillo muchos de los servicios de salud, en ocasiones con consecuencias familiares financieramente desastrosas, donde según datos oficiales, cerca de 45% del gasto en atención médica y medicamentos que se hace sale del bolsillo de los pacientes y sus familias, muy por encima del 19.5% en promedio en los países OCDE.

En el papel, más de 90% de los mexicanos tiene algún tipo de cobertura en el sistema público, pero millones de asegurados rehuyen a los hospitales públicos y optan por el médico privado, con la consiguiente compra de medicamentos en las farmacias privadas, lo que alimenta un gasto de bolsillo exorbitante.

Pero al final de cuentas lo que siempre se señala es que la atención al paciente interno y a su acompañante el segundo-interno, es mala a pesar del gran apoyo que prestan sin así reclamarlo al servicio del hospital… ¡O usted nuestro Alter Lectoris qué opina?…escríbanos a:

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Staff de Notiissa.mx

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