Altruismo social en el combate a la creciente pobreza

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Por: Silvia Madrid.-“No hay más ciego que el que no quiere ver” y efectivamente esto es aplicable a los gobiernos que con negar la existencia del problema piensan que éste va a desaparecer, pero en contraste con la verborrea política, se impone una realidad que muestra el incremento de la pobreza, a pesar de los programas, acciones y políticas públicas que destinan más recursos en difundirse que en ayudar a los más vulnerables.

La pobreza en México ha crecido alarmantemente en los recientes años y afecta a 25 millones de personas, casi la cuarta parte de la población total; familias enteras carecen no sólo de los servicios básicos que garanticen su salud, educación y seguridad, sino de medios para alimentarse cuando la canasta básica está fuera del alcance aún de la clase obrera trabajadora, y ya no se diga de quienes carecen de empleo o ingresos fijos.

En el caso de Chihuahua –para no ir más lejos- ya no es necesario trasladarse a la periferia para ver las carencias de miles de personas que habitan en casas de cartón, sin agua ni drenaje ni luz, sobreviviendo día a día con la esperanza de tener algo que llevarse a la boca y alimentar a sus familias.

Estas imágenes son cotidianas en el centro de la ciudad, en los cruceros y otros espacios; reflejan la falta de oportunidades y el fracaso de los programas de gobierno que no escapan a la corrupción y benefician a quienes les favorecen en sus campañas, a sus recomendados y protegidos, aunque no requieran estos apoyos que quitan a quienes verdaderamente los necesitan.

Ya sea por crecimiento población o por una arraigada costumbre paternalista de dar apoyos en especie a los más necesitados –sobre todo en épocas electorales- las miles de personas que carecen de lo más necesario, no exigen lo que las autoridades están obligadas a proporcional como servicios básicos, seguridad y oportunidades de empleo y desarrollo.

Ya lo establece la Constitución cuando dice que toda persona tiene derecho a la salud, educación, recreación, seguridad, etcétera; y todo trabajador a un salario digno que le permita satisfacer sus necesidades primordiales y de su familia.

Letras muertas que salen a la luz en cada campaña electoral; letras muertas al igual que las políticas públicas, programas y acciones legislativas que no responden a las demandas de la población que se supone representan.

A la par de estos fracasos y ante el embate de la pobreza está el tercer sector con su ideología de responsabilidad social que asume a consciencia las tareas que desdeñan los gobiernos: trabajar por los grupos más vulnerables de la comunidad.

Empresas, asociaciones y voluntariados tiene la tarea de recaudar entre ellos y entre la población abierta lo que canalizarán a los más necesitados; podríamos mencionar ejemplos de las decenas de instancias que toman como suya la responsabilidad de los gobiernos.

De esta manera toda la sociedad se involucra en el problema; y al igual que los gobiernos desde años recientes, dejan de lado las acciones paternalistas motivando a los beneficiados a retribuir estos apoyos, condicionándolos a presentar por ejemplo pase de supervivencia, calificaciones escolares de hijos menores, cartillas de vacunación, etc.

En el caso de voluntariados, acuden a centros comerciales para obtener productos y conformar sus despensas, al igual que Cáritas lo hace en todos los templos, u otras instituciones religiosas también; instancias en las que más confía la sociedad para contribuir con ayuda porque sabe que llegará el apoyo precisamente a quienes lo necesitan.

Otros programas van más allá: ofreciendo oportunidades para desarrollar proyectos productivos que permitan obtener ingresos, aprender oficios y emprender algún micronegocio; pero estas acciones son las menos.

Estas últimas deben replicarse porque son acciones a largo plazo para combatir el problema y detonar la economía familiar y comunitaria; las primeras sólo son paliativos que no solucionan la pobreza extrema en que viven miles de familias en Chihuahua; pobreza que seguirá incrementándose mientras no se combatan males como la corrupción que impiden la correcta aplicación de los recursos que se “pierden en el camino” y no llegan a donde fueron destinados.

Staff de Notiissa.mx

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