Los Inmerecidos Aguinaldos de la Clase Política; un insulto a los Trabajadores

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La corrupción, impunidad y desigualdad social que caracterizan al sistema político mexicano se han acentuado en la presente administración con decisiones recaudatorias que afectan principalmente a la clase trabajadora, misma que con sus sueldos bajos mantiene un gobierno indiferente al pueblo y sus necesidades.

La clase política comúnmente olvida que son los trabajadores quienes pagan sus salarios, prestaciones y demás gastos excesivos, que en honor a la verdad no desquitan, pues gobiernan en base a sus intereses y los del partido político al que pertenecen.

Además de un gobierno que no ha dado los resultados esperados ni cumplido los compromisos de campaña, y un poder judicial donde impera el nepotismo y las recomendaciones mientras la justicia espera durmiendo el sueño de los justos, está un poder legislativo que trabaja en leyes que afectan a sus representados.

Por si fuera poco, y como premio a esa actuación en contra de los ciudadanos a los que están obligados a servir, se han dado a conocer excesivos pagos por concepto de aguinaldos, que ellos mismos –los diputados- se han autorizado como retribución a su “extenuante” trabajo levantando la mano dos veces a la semana.

De por sí la figura del diputado es de las más devaluadas entre la ciudadanía porque su labor no se ve reflejada en la calidad de vida de la población, y en cambio los gastos son excesivos una vez que no sólo se deben pagar altos sueldos y prestaciones a ellos, sino a sus equipos de trabajo que muchas de las veces sólo engrosan las nóminas burocráticas y se convierten en acompañantes viviendo del erario (aviadores).

Ahora, diputados locales de todos los partidos políticos representados en el Congreso del Estado recibirán en próximos días en promedio 180 mil pesos libres de “polvo y paja”, lo que es una burla a la población que sobrevive con sueldos bajos, indignos e insuficientes porque no hay opciones de empleo, por más que las autoridades digan lo contrario, la realidad es otra: la que cada día vive la sociedad.

Nuestros diputados, cuya duración es de tres años, tendrán una muy feliz Navidad con esos 180 mil pesos, mientras que empleados que durante 10, 20, 30, 40 o más años trabajando recibirán en promedio 4 mil 500 pesos. Otros más afortunados como algunos maestros recibirán entre 8 mil y 10 mil pesos.

Con este aguinaldo hay que comprar la cena de Navidad y Año Nuevo, regalos (algunos compromisos familiares) y dejar algo para hacer frente a la cuesta de enero que trae consigo el pago de predial, y un recibo de luz más alto que otros meses porque nos cargan el alumbrado público de la época decembrina.

Hay que desembolsar para el combustible cuando el invierno es más duro, y que pese a la reforma energética siguen subiendo cada mes como el gas, se requieren ropa y cobija abrigadores para toda la familia, por mencionar algunos gastos.

Trabajadores que cobran por honorarios, comisiones o renovación de contratos no recibirán esta prestación del aguinaldo que equivale a 20 días de trabajo, y quienes perciben el mínimo deberán conformarse con 1 mil 400 pesos.

Ningún trabajador de clase media, y mucho menos baja, tiene la posibilidad de recibir ni la décima parte de ese aguinaldo que cobrarán nuestros flamantes diputados locales, que sobre todo en estas fechas se olvidarán de los que menos tienen. Sólo se acuerdan del pueblo cuando buscan el voto, y cada tres años convencen con las mismas promesas de campaña.

De cara a la próxima contienda electoral, habrá que recordar cuál es el trabajo que realizan, en qué beneficia a los chihuahuenses, lo que perciben por ello, y sobre todo si desquitan lo que cobran por ser nuestros “representantes”.

Staff de Notiissa.mx

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