Medidas Extremas contra Infecciones Hospitalarias o Nosocomiales

Las actuales administraciones de gobierno (de los tres niveles) se han ganado a pulso la desconfianza y apatía de la gran mayoría de la población, sobre todos por aquellas medidas tomadas para “beneficiar”, pero que a todas luces son recaudatorias o ilógicas.

Esto viene a colación porque hay decisiones que se imponen en otros ámbitos -como el de la salud- que al parecer son arbitrarias y sin sentido, pero es cuestión de investigar y analizar para saber que hay razones de peso para acatarlas.

Ante las quejas recibidas por familiares de pacientes internados en hospitales locales, acudimos a investigar el por qué de las disposiciones en contra de quienes llegan a pasar las noches junto a la cama de su enfermo y no se les permiten llevar sus cobijas y almohadas para estar un poco más cómodos en el piso de la habitación.

No con todos los pacientes es permitido el acompañamiento de algún pariente por la noche; por ejemplo en el área de cuidados intensivos donde la vigilancia médica es constante –o debe serlo- la visita es restringida a unos minutos, dos o tres veces al día, según sea el sanatorio.

Es en pabellón o habitaciones donde el familiar puede permanecer por las noches, pero no le es permitido llevar mantas o cobijas por cuestiones sanitarias y no por capricho de directivos hospitalarios, y esto es común en todos los nosocomios, atendiendo a disposiciones nacionales e internacionales.

La Organización Mundial de la Salud en base a sus investigaciones asegura que las infecciones hospitalarias o también llamadas nosocomiales (de nosocomio), afectan a casi el 10 por ciento de los internos.

Si nos remitimos al sentido común, basta ver que en los hospitales no hay corrientes de aire porque no hay ventanas; el mismo aire que hay en el edificio herméticamente cerrado circula ahí dentro y es respirado por personal médico, enfermos, administrativos y visitantes de pacientes. Hay filtros de aire y otros sistemas para “limpiarlo”, pero no es suficiente, y ante este panorama es mejor toman las medidas necesarias para evitar riesgos.

Otro punto es que las personas enfermas internadas en los hospitales tiene inhibido su sistema inmunológico, es decir que sus defensas están bajas y son más vulnerables a infecciones que hasta en los quirófanos se contraen. ¿Cuántas veces no hemos conocido casos de personas que contraen algún virus o bacteria y que se ven muy mal e incluso mueren de esa infección y no del mal por el que ingresaron al servicio médico?

Personal del hospital general Salvador Zubirán de esta capital, donde se atiende a población abierta y a derechohabientes del Seguro Popular, explicaron que cuentan con un albergue anexo al sanatorio -como los hay en otros hospitales- precisamente para que las personas que quieren permanecer cerca de su enfermo, pasen las noches con comodidad y seguridad; sobre todo los familiares que llegan de fuera y no tienen parientes en esta capital o conocidos que les den alojamiento.

Pese a que el albergue está ubicado a unos cuantos pasos del hospital, hay quienes prefieren estar más cerca de su enfermo: en la habitación, pero con las restricciones antes mencionadas.

Además de los riesgos existentes dentro del hospital, el entrar con mantas, cobijas, almohadas incrementar la posibilidad de afectar al familiar u otros pacientes; por muy limpios que estén los cobertores, quedan millones de ácaros y agentes alergénicos, virus y bacterias del portador, quien no presenta sintomatología porque no está enfermo.

También el sentido común nos dice que las personas sanas son portadoras de virus, bacterias, hongos y otros agentes que no nos enferman porque las defensas están normales o altas y no hay detonantes externos, pero son potenciales enfermedades que pueden afectar a un enfermo con su sistema inmunológico deprimido o bajo, precisamente a causa de su enfermedad. Por eso tampoco a los niños se les permite el acceso a hospitales, pues sus cuerpos también estarían expuestos.

Entre los riegos para los pacientes -e incluso el personal médico cuyo ejercicio está clasificado de alto riesgo por la misma Organización Mundial de la Salud y otros instancias internacionales- destacan las quirúrgicas, que se contraen en los quirófanos por contaminación de los mismos, de instrumental médico y otros enseres utilizados en una operación.

Podemos mencionar también las infecciones urinarias que se contraen por el uso de sondas; infecciones en piel y órganos por catéteres; las respiratorias causadas por el mismo medio ambiente del nosocomio, olores y aire que todos en el interior respiran y donde puede haber enfermos de gripe, resfrio u otro mal de las vías respiratorias. También están las infecciones gastrointestinales y de otros tipos, originadas por el E Coli, el aspergilius, el rotavirus y el estafilococo, sólo por mencionar algunos.

Si pudiéramos ver la gran cantidad de riesgos que hay en el ambiente de un hospital y que puede dañarnos por ir de visita, nos daría una idea de la inseguridad que amenaza a los enfermos ahí internados, y que tendrían más peligro –incluso de muerte- si permitieran a toda la gente entrar con sus cobijas, mantas y almohadas para estar más cómodos.

Ahora imagínense cuántos hay que pretenden entrar con sus cobijas, que solo quitan de su cama, que las llevan sin lavar, que las guardaban en un lugar que no es aprueba de polvo o que incluso en ella estornudan o se limpian las manos, sin mencionar todo lo que se les adhiere camino al hospital, más cuando se trasladan en los camiones.

Personal del hospital comentó que cuentan con algunas mantas en el hospital, que prestan a las personas que pernoctan al lado de sus enfermos, pero obviamente no son suficientes; en estos casos las personas que no alcanzan con qué abrigarse pueden acudir al albergue y estar al pendientes si son llamados en caso de emergencia, una vez que están a escasos metros.

Estas disposiciones se hacen cumplir por el bien del enfermo, para que pronto se recupere y no tenga complicaciones, y si nos importa su salud, vale la pena tomar nota y hacer el sacrificio una o varias noches, para tener familiar recuperado y sano, “para rato”.