Tiempos de impiedad laboral

Actualmente vivimos en una sociedad globalizada, en donde la mujer debe asumir varios roles simultáneamente. Las madres trabajadoras enfrentan el difícil reto de equilibrar sus carreras con los deberes familiares, sobre todo el relacionado con el cuidado de los hijos.

Es por ello que en esta ocasión hemos querido tener como tema a la madre trabajadora que además de poder ser la oficinista, la obrera, la profesional, es sobre todo la madre que transmite cariño, ternura, que da una palabra de aliento, que guía, orienta, educa, crea ciudadanos y los lleva por el camino del bien, que es la mejor economista de casa: reparte, financia, compra, paga, controla los ingresos económicos, pero que nuestro sistema mexicano ha olvidado en cuanto al apoyo para cuidado de sus hijos como principal función de la madre.

La globalización no es un proceso lineal, presenta contradicciones y conflictividad crecientes que impactan a las poblaciones a escala planetaria, aunque ha habido mejoramiento de la vida cotidiana, la tecnología de la información ha impactado radicalmente, han aumentado las desigualdades, la pobreza, la marginalidad, el ataque al medio ambiente y la enfermedad, que son influidos por el grado de inequidad en la distribución de los ingresos.

Lo anterior ha hecho que las madres tengan que trabajar y descuidar en cierta medida el cuidado de los hijos, en este contexto el descuido parece convertirse en una de las consecuencias más dramáticas de la globalización, mostrando crisis civilizatorias generalizadas que expresan justamente en el abandono de niños y ancianos, en la soledad de los adolescentes, en el abandono de los pobres y excluidos… en fin, en el abandono del sueño de la generosidad y la solidaridad, en la concentración individual y el abandono de la cosa pública.

Leonardo Boff, teólogo y filósofo brasilero, dice en su libro «Saber cuidar» que la crisis generalizada la cual afecta a la humanidad se revela por el descuido con que se tratan las realidades más importantes de la vida. La crisis es civilizatoria. Para salir de ella se precisa una nueva ética que ha de nacer de algo esencial en el ser humano; la razón y la voluntad. Cuidar es más que un acto, es una actitud.

Martín Heidegger, en su obra “Ser y Tiempo” entiende que el cuidado, desde el punto de vista existencial, es ontológicamente anterior a toda actitud o situación del ser humano. El cuidado se encuentra en la raíz primera del ser humano y representa un modo de ser esencial, presente, irreductible, constituyente y base posibilitadora de la existencia humana. Habla del cuidado como anticipación, ocupación y solicitud, entendiendo que la noción de alteridad es intrínseca al mismo y que la expresión «cuidado de sí» sería tautología.

“El cuidado surge cuando la existencia de otro adquiere importancia para el “mí”, en consecuencia, dispongo a participar de su existencia; es ese modo de ser mediante el cual salgo de mí para centrarme en el otro con desvelo y solicitud, desplazo la preocupación por mí mismo y hago que el otro tome prevalencia.”
Con base a lo anterior, se afirma que existe un daño irreparable que heredamos a nuestros infantes al dejarlos por largos periodos de tiempo sin el debido cuidado, es la globalización que en su esencia ha sacado a la madre a trabajar para apoyar en el sustento de la casa y dejar de un lado el cuidado del o de los hijos, pues ningún familiar, centro educacional o guardería suplirá la atención que la madre tendrá al ser partícipe de la existencia de sus hijos.

En México existen cerca de 26 millones de madres, y de ellas casi 11 millones trabajan, según datos del INEGI y del Consejo Nacional de Población (CONAPO) a 2010. Más de 6.5 millones son el único sustento de su hogar, no es esto inequidad que hace que nuestra sociedad sea injusta, en donde a final de cuentas quien sufrirá las consecuencias globales serán nuestros hijos.

La “flexibilidad laboral” sería una opción para las empresas nacionales, quienes podrían adoptar este significado en sus políticas empresariales, para poder contribuir al apoyo y disminución de los efectos de la globalización afectando el tiempo de convivencia y cuidado familiar.