A propósito de la Sensibilidad

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Somos el reflejo de lo que sucede dentro de la sociedad, donde en muchas ocasiones se carece de la sensibilidad social, el cual es un importante valor ciudadano y humano, pero como en todo, lo que no se conoce es muy probable que no se practique, es por ello que hoy hemos decidido hablar de ello.

Existen diversas definiciones sobre la sensibilidad, pero todas coinciden en lo siguiente: “Es una habilidad empática que accede a la comprensión de los sentimientos y pensamientos de otros seres humanos.”

Además, es una parte de la inteligencia social y comparte algunas características similares con ella. Estas personas asumen la responsabilidad de los problemas sociales, están abiertas a nuevos pensamientos, además de tener interés en los asuntos de su contexto, y mejoran el estado de ánimo del otro. El valor de la sensibilidad es la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás.

Se debe entender que las personas socialmente sensibles son mucho más perceptivas a los sentimientos de los demás; se aceptan mutuamente por lo que son, incluso con todas sus diferencias; suelen ser buenos oyentes, amables y atentos en sus relaciones; son capaces de hacer frente a las relaciones y suelen adaptarse con facilidad a diferentes situaciones sociales.

Para comprender la importancia de este valor, necesitamos recordar que en distintos momentos de nuestra vida hemos buscado afecto, comprensión y cuidados, sin encontrar a ese alguien que muestre interés por nuestras necesidades y particulares circunstancias. ¿Qué podríamos hacer si viviéramos aislados? La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda.

Ser sensible va más allá de un estado de ánimo, es permanecer alerta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. ¿Acaso ser sensible es signo de debilidad?
No es blando el padre de familia que se preocupa por la educación y formación que reciben sus hijos; el empresario que vela por el bienestar y seguridad de sus empleados; quien escucha, conforta y alienta a un amigo en los buenos y malos momentos. La sensibilidad es interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia los demás.

Nuestra realidad es que las personas prefieren aparentar ser duras o insensibles para no comprometerse e involucrarse en cosas que califican como “fuera de su competencia”. El sufrimiento resulta incómodo y molesto, pensando que cada quien tiene ya suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de los ajenos. La indiferencia es el peor enemigo de la sensibilidad.

Lo peor de todo es mostrar esa misma indiferencia dentro de la familia, algunos padres nunca se enteran de los conocimientos que reciben sus hijos; de los ambientes que frecuentan; las costumbres y hábitos que adquieren con los amigos; de los programas que ven en la televisión; del uso que hacen del dinero; de la información que reciben respecto a la familia, la moda, la religión, la política… Todas ellas son realidades que afectan a los adultos por igual.

No se puede tener una alta expectativa que las nuevas generaciones construyan un futuro mejor, si nos da lo mismo todo y no estamos ahí para dar criterio, formar hábitos y buenas costumbres.

En cierta forma, también somos insensibles con nosotros mismos, una vez que generalmente no advertimos el camino que le estamos otorgando a nuestra vida cotidiana: dejarse llevar por lo más fácil y cómodo es la muestra más clara de insensibilidad hacia todo lo que nos afecta.

Muchas veces nos limitamos a conocer el nombre de las personas, incluso compañeros de trabajo o estudio, criticamos y enjuiciamos sin conocer lo que ocurre en su vida privada. Todo sería más fácil si tuviéramos un interés verdadero por las personas y su bienestar.

Podemos afirmar que la sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad y podemos descubrir todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social. Con sentido común y un criterio bien formado, se hace frente a todo tipo de inconvenientes, con la seguridad de hacer el bien con todas nuestras capacidades al servicio de los demás. Se requiere mucho esfuerzo personal y físico para salir de la pobreza, un esfuerzo sobrehumano que algunas personas de recursos económicos altos no lo perciben, o no lo quieren ver.

No rendirse es un esfuerzo: significa no desalentarse cada día. Vivir con dignidad, desarrollar los sueños, las ideas y la creatividad para salir adelante más allá de las condiciones materiales. Compartir un poco de lo tienes, ir con la verdad, poder diferenciar entre el bien y el mal cuando está todo perdido.

Se debe motivar a las personas para obtener una sensibilidad social aplicada. Motivar los valores y el respeto mutuo en las diferentes áreas de participación comunitaria.

Concluimos que el concepto de ética y la justicia social son aspectos que forman parte de una sociedad sensible e involucrada con sus problemas y las próximas soluciones.

Staff de Notiissa.mx

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