¿Cuánto me quieres?

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Natalia Bojorge.

Si bien es cierto que la posibilidad de saltar de príncipe azul a villano dentro de una relación de pareja puede darse en un instante, también lo es que el chantaje no resulta un tema agradable para tratar y ocurre con más frecuencia de lo que se puede suponer.

Cuando esto aparece hay dos caminos: Dar lo que la otra persona espera, debido a que se siente culpa, miedo, obligación o un fuerte vínculo; o bien, se tiene la asertividad necesaria para poner un límite y renunciar a ser víctima de una situación de este tipo.

La maestra Nélida Padilla, catedrática de Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirma que las personas que ejercen esta conducta se dividen por su comportamiento, en cuatro tipos principalmente. El primero de ellos es el llamado Castigador, el cual por medio de la ira y violencia consigue lo que quiere; otro es el Auto-castigador, quien tiene como su principal arma la amenaza contra ellos mismos; los llamados Víctimas provocan dolor en el otro con frases como: “Si yo me muero, ¿qué harás?’”, “si no haces lo que yo quiero”, etc.

Finalmente, aparece el Seductor, que promete brindar beneficios como obsequios, dinero o viajes, a cambio de recibir lo que espera.
Permitir que el chantaje entre en la dinámica de pareja puede poner en riesgo la salud emocional de los integrantes, así como exponer a que se convierta en un método de interacción que obliga a uno de ellos a hacer cosas con las que no está de acuerdo. La especialista enfatiza que tanto la persona que lo practica como quien lo acepta se da cuenta de la situación, por lo que no es un secreto para ninguno de los dos.

¿Por qué alguien recurre a esto? Nélida Padilla explica: “Lo que hay en el fondo es una persona que sufre un profundo temor a la pérdida o abandono, así como un problema de autoestima. Depositan la responsabilidad de su vida en el otro, y debido a la carencia de amor propio, lastiman al novio o cónyuge diciéndole frases como ´tú no me das esto’, ‘yo que te quiero tanto y no puedes hacer tal cosa por mi’, ‘te voy a dejar de querer’, o ‘vas a sufrir cuando me vaya’, ya que no son capaces de enfrentar una situación de manera franca y abierta”.

El paso más importante para hacerle frente a este problema , es detectar que se convive con el chantaje, no hay víctimas ni victimarios, es una situación evidente tanto para quien lo hace como para quien lo permite, por lo que ambos son responsables directos en resolver la situación de la mejor manera. El amor construye, brinda seguridad y dicha a quien lo vive, y no se puede aceptar en nombre de este sentimiento se acceda a condicionamientos que vayan en contra de los deseos personales o que atente contra los planes y proyectos de vida que cada se tengan.
En medio de una discusión si una persona plantea de manera equivocada lo que espera de su pareja a cambio de su propio ‘bienestar’, quizá haya lágrimas y reclamos de por medio, pero lo mejor será exponer qué se quiere, piensa y desea de manera franca. En sentido, la especialista recomienda decirle de amorosamente lo que está pasando, hacerle saber que se está actuando por medio del chantaje.

No existen pruebas de cariño que obliguen a otro a funcionar en contra de su voluntad o deseo, uno de los más grandes actos de este sentimiento es lograr que cada uno de los integrantes de la pareja vean su vida fortalecida, gracias al cuidado y respeto que cada uno tiene por la integridad emocional de él mismo y el otro. Siempre está abierta la posibilidad de pedir ayuda, asistir a talleres o buscar apoyo profesional, con el fin de mejorar la calidad de vida y la forma en la que se comunica, iniciar relaciones interpersonales honestas, y quizá, dar un paso valioso lleno de interés y amor hacia sí mismo.

Colaboración de Fundación Teletón México.
bojorge@teleton.org.mx

Staff de Notiissa.mx

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