Los perversos festinan sus ataques de odio

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revistalibertad.com.mx/ Bernardo Javier GARCÍA MEDINA.- Ahora los modernos saduceos, fariseos, sanedritas se rasgan las vestiduras con lo de Orlando mientras festinan en lo interno la matanza.

Asesinos que motivaron, aplaudieron promovieron, incitaron, arengaron, declaraciones y decretaron acciones conjuntas para castigar a los impíos o escoria de la vida, como lo consideran a quien piensa distinto a ellos.

Desde los púlpitos, templetes, tribunas, medios de comunicación, en panfletos, libros, revistas, muestras de cine y escuelas orquestaron esto y la consecuencia final, la matanza de 50 personas y lesiones a 53 en Orlando, a nadie debe importarle, según sienten ellos.

Los grupos de ultraderecha marcaron la pauta no de ahorita.

Y todavía lo pregonan con orgullo, como lo hicieron posterior al resultados de las elecciones en México.

Se frotan las manos de gusto.

Ya se olvidaron de la santa inquisición.

Del rompimiento de Martín Lutero, la guerra de los hugonotes, los tiempos de los cristeros, el nacimiento de la teoría de la liberación, de los jesuitas o de muchas otras que zanjaron diferencia con sangre y fuego.

Son tiempos de intolerancia, de soberbia, mezquindad, injusticia, atropellos, vejaciones, ataques como el de Orlando.

Igual que hace dos mil años, el Sandrín condenaba a Jesucristo a morir en la cruz sólo por predicar la igualdad entre los hombres y que todos éramos hijos de Dios.

Salvan la vida de un asesino y guerrillero como Barrabás, como ahora lo hacen con la asociación nacional del rifle y permitir que los gringos tengan 300 millones de armas en su poder.

Pero todos a su modo, tergiversan los mensajes e interpretaciones de la Biblia a su conveniencia.

Pero Jesucristo convivió con prostitutas, homosexuales, leprosos, cobradores de impuestos, muerteros, guerrilleros o zelotas, esclavistas, cambistas, romanos, judios y un mundo de supuestos impuros.

El mismo con su predicación se convirtió en el primer guerrillero que vomitaba una religión caduca, muerta, manejada al antojo de sacerdotes y privilegiados que nada tenían de santos ni cercanos con el pueblo,

Todo lo contrario.

Pero todos tergiversaron su mensaje. Fundaron una religión en torno a su imagen y olvidaron la trascendencia de su mensaje de fraternidad, de amor al prójimo, de solidaridad y respeto.

Pidió respeto hacia los diferentes.

Hacia la mujer que no tenía derechos ni era considerada igual al hombre.

De hecho- ni siquiera tenía acceso a las enseñanzas de la Torá, no podía heredar, ni decidir y tampoco le permitían estar en oración con hombres e hijos en el tabernáculo.

JESUCRISTO, nunca criticó ni juzgó a nadie distinto ni indefenso.

Nunca anheló riquezas, reinos o fama o poder, pues su reino era espiritual, de amor, de fraternidad universal.

Nunca aceptó la auto denominación de las jerarquías eclesiales como representantes de Dios en la tierra.

Tampoco quiso ser nombrado Rabí y competía en sabiduría y manejo de las escrituras como los sacerdotes o maestros.

Pero jamás aceptó la discriminación, la marginación, la injusticia a los am-ha amarés, esclavos, y pléyade de jodidos que tuvo que abrazar en sus dolores y sufrimientos.

Reyes, tiranuelos y sanguinarios de la mano de los sacerdotes para mutilar las enseñanzas de Fe, de amor, caridad, conciencia de ayuda y respeto integral que vino a depositarles Jesucristo.

Él sólo compartió su Infinito Amor y les dijo que todos poseían una chispa Divina del Gran Padre Azul en su corazón.

Les regaló la eternidad de alma, pero se creen todavía superiores a él y lo demuestran con creces con actos abominables como estos.

Propinaron un golpe terrible a quienes consideran engendros del mal, hijos del pecado y seres de ínfima categoría que no merecen más que sus ataques de odio.

Jerarquías eclesiales de cualquier denominación aliados con grupos pro la familia, a grupos de extrema derecha siguen cobrando facturas.

Dicen que los católicos y otras denominaciones no están listos, dispuestos, ni en ánimo de aceptar a nadie que no comulgue con sus ideales.

Los hipócritas santurrones que se confiesan a diario, ponen cara de penitencia, entregan las ostias con su mejor rictus de compungido son los peores.

Hombres y mujeres de doble moral. Hipócritas, diabólicos con piel de santo que siguen matando en Nombre de Dios.

No hay diferencia con los seguidores fundamentalistas, Judíos, ortodoxos y tantas denominaciones que siguen lucrando con la fe, con el miedo de las feligresías, con sus miedos.

Decirles que todos somos iguales, les representa un menoscabo a sus ganancias en el manejo de las fervorsidad.

Jesucristo los llamó Sepulcros Blanqueados: Muy bonitos, impecables, acicaladitos por fuera pero podridos por dentro.

Desde Eones de tiempo se había dicho que tal descomposición social se daría justo en esta era de Kali.

Estamos en la etapa de la mentira, del odio, la destrucción, la ausencia de valores, la desconfianza, la vanidad elevada al mil.

La muerte, la segregación, la discriminación, los ataques de odio, los manejos homofóbicos o de lesa humanidad que vemos, son el preludio de una temporada de paz, armonía y alta espiritualidad, pero que todavía no compartiremos aún.

Las columnas, opiniones y comentarios son responsabilidad e investigación de los autores.

Staff de Notiissa.mx

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