Siguen autoridades ignorando las demanas de la población

• Estudiantes Arriesgan sus Vidas Cada día

Padres de familia continúan alzando la voz y demandando atención de las autoridades antes de que se tenga que lamentar la pérdida de una vida, debido a los peligros que acechan día a día a los estudiantes que acuden a la Escuela Normal, a la Universidad Tecnológica de Chihuahua Sur y al Colegio de Bachilleres plantel 21, ubicados cerca de la carretera a Ciudad Aldama.

Además de los riesgos que representan para los jóvenes los vehículos que circulan a exceso de velocidad –superando los límites permitidos porque no hay vigilancia- están los peligros latentes de ser asaltados y lastimados en su integridad porque tienen que caminar por la terracería largos trechos para llegar a sus planteles.

Dichos pasajes se convierten en guarida de delincuentes que esperan a los estudiantes para robarles sus pertenencias e incluso dañarlos si se resisten al asalto, porque no hay vigilancia, además de que estos caminos están fuera del alcance de los automovilistas que al transitar a altas velocidades no se percatan de lo que sucede fuera de la carretera.

Por este medio se han denunciado tales situaciones, sin que hasta la fecha las autoridades correspondientes hayan tomado cartas en el asunto, Por una parte la Dirección de Vialidad y Transporte por la falta de semáforos, boyas, pasos peatonales, paraderos de camiones o agentes abanderando la zona; y por el otro las corporaciones policías ante la presencia de delincuentes en dicho sector.

Los padres de familia han coincidido en que no vale la pena que sus hijos acudan a estudiar si es a costa de su vida, ya que están a merced de automovilistas que circulan a velocidades excesivas, y de viciosos y delincuentes que los siguen, persiguen y amenazan para robarlos, por lo que han pensado en darlos de baja o buscar un plantel más seguro.

Los estudiantes además de estos peligros no cuentan con paraderos de camiones establecidos para esperar bajo los rayos del sol, con viento, lluvia, ni mucho menos para protegerse de los automovilistas que circulan sobre la carretera a Ciudad Aldama en caso de una salida intempestiva o de emergencia.

Aunado a este tráfico están las unidades del C-4 que con prepotencia salen y entran con torretas y sirenas –aunque no sea una emergencia- zigzagueando entre los automotores y causando más estrés entre los ya impacientes y presurosos guiadores.

También se unen al tránsito peligroso los vecinos de los fraccionamientos de la zona como Praderas del León, que buscan entrar o salir, y por si fuera poco, las unidades que llegan a la gasolinería ubicada en medio de la carretera, contribuyen a incrementar la peligrosidad de la zona.

A semanas de haberse denunciado públicamente esta problemática, las autoridades siguen sin atender los reclamos de los padres de familias, maestros, estudiantes y vecino de dicha área, que solicitan más seguridad ya sea en semáforos, boyas, puentes peatonales y vigilancia vial y policiaca.

Aunque una excelente medida sería la colocación de cámaras para las llamadas “fotomultas” y así los guiadores respetarán los límites de velocidad y se evitarán desgracias personales por los accidentes que ahí se registran; esto sin mencionar la gran recaudación para las arcas del gobierno, en aras de poner orden y hacer respetar los límites de velocidad.

Aunque los planteles, fraccionamientos y gasolinería ya están ahí, habría que cuestionar a regidores y diputados quiénes los autorizaron y en base a qué plan de desarrollo urbano y atendiendo a cuáles intereses porque en los que menos se pensó fue en los usuarios y vecinos.

Tampoco se vale que por atender la demanda de planteles, éstos se construyan en lugares peligrosos como la carretera a Ciudad Aldama, para garantizar así la educación de los jóvenes, pero no se les garantiza lo más elemental para ellos y sus familias: la seguridad de su persona.

Las autoridades correspondientes tienen la palabra, antes de que sea demasiado tarde.