‘El pensamiento patriarcal y machista ha desacreditado a Elena Garro’: Patricia Rosas Lopátegui

La investigadora sostiene que las feministas necesitan revalorar la personalidad transgresora de la autora de ‘Los recuerdos del porvenir’.

Por Héctor González

Alrededor de Elena Garro (1916-1998) permanece una leyenda negra. La investigadora Patricia Rosas Lopátegui tiene claro que detrás del mito está además de la estructura del pensamiento patriarcal, un interés político y cultural por no trastocar la figura de Octavio Paz.

A fin de profundizar y redescubrir a la persona detrás de la autora de Los recuerdos del porvenir, la académica lleva años estudiando los archivos y materiales relacionados con la escritora. Producto de este trabajo son títulos como El asesinato de Elena Garro y los recién publicados dos volúmenes, Diálogos con Elena Garro. Entrevistas y otros textos (Gedisa).

¿Hay un redescubrimiento de la obra de Elena Garro?

Sí, creo que empieza a partir de 2016, fecha de su centenario. Todavía falta mucho pero me alegra que las nuevas generaciones la empiecen a leer sin que esto signifique que tengan un interés por conocer al personaje. Encuentran vigencia en sus relatos o novelas gracias a su línea feminista y a su perspectiva de género, pero aún sigue cubierta por una leyenda negra que no hemos logrado deconstruir. Llevo cuatro décadas tratando de hacerlo, pero hay una resistencia motivada por los grupos culturales y políticos en el poder.

Buena parte de esa leyenda tiene que ver con el 68 y con su relación con Octavio Paz, ¿no?

Sí. A nadie le conviene desdecir la farsa que armaron en el contexto del movimiento estudiantil para eliminar a Elena Garro de la vida política y cultural de México. Ella representaba la oposición a un sistema dictatorial y autoritario como era el PRI. Luchó por la democracia y la justicia social, era enemiga de los funcionarios, de los terratenientes, de los intelectuales a quienes llamaba revolucionarios de café porque consideraba que no hacían una crítica real al sistema.

Escribanos les decía…

Así es. Hay una entrevista donde dice que México es un país maravilloso pero dominado por políticos y escribanos de una mentalidad colonial. Elena Garro no sentía que tuviera que complacer a nadie. No entiendo como las nuevas generaciones no la convierten en su bandera. Es el máximo icono de la irreverencia y trasgresión sin concesiones al poder por eso todavía no la ven bien.

¿Tenía algún tipo de relación con José Revueltas?

No tengo registro de una amistad, pero sí hablaba con mucho respeto de Revueltas, creo que era al que más respetaba. De los otros decía que eran izquierdistas de café.

¿Ella estuvo detrás de la postulación de Carlos Madrazo como líder del movimiento del 68?

Todavía falta mucho por decir al respecto. La farsa y el complot que armó el gobierno para eliminar a Elena Garro y Carlos Madrazo desde el poder fue tan tremendo que sigue operando. Por un lado estaba el movimiento estudiantil y por otro Carlos Madrazo, a quien todavía falta estudiar porque al mismo sistema no le conviene. Era un hombre que quería reestructurar y democratizar al PRI. Lo obligaron a renunciar al partido, pero no cesó. Su movimiento tomó fuerza y sí, Elena Garro se sumó al proyecto de Patria Nueva. Como Luis Echeverría quería la presidencia, aprovechó el movimiento estudiantil para armar el complot contra Madrazo y Elena Garro. Ambos fueron chivos expiatorios. Elena además, no era bien vista por sus ataques a los intelectuales que vivían al servicio del erario. El statu quo no le perdona que desde la prensa los pusiera en evidencia. Incluso Juan Rulfo en una entrevista con Carlos Landeros, se ríe de ella y comenta: “A Elena Garro hay que decirle que no nos venga a ayudar porque sale peor”. ¡Rulfo uno de nuestros mayores escritores se burló del activismo de Elena Garro!, a pesar de que ella siempre habló bien de él.

¿Ella era consciente de que ese activismo le jugaba en contra?

Creo que no. René Avilés Fabila, Gustavo Sainz y Emmanuel Carballo comentaron que Elena había sido ingenua. No midió las consecuencias de su activismo. Aunque Elena Poniatowska ha dicho muchas cosas erróneas de Elena Garro, estoy de acuerdo cuando la describe como una Juana de Arco. Se lanzó con todo por la democracia y la justicia social, pero lo hizo sola porque no perteneció a ningún partido salvo al de Madrazo, que no llegó cuajar.

Alrededor de Elena Garro se mantiene la imagen de una mujer huraña, dura y conflictiva.

Esa es la línea que ha fomentado la sociedad patriarcal. El pensamiento patriarcal, machista y misógino busca desacreditar a Elena Garro por ser una escritora anticonvencional y crítica del statu quo, es decir, por ser una mujer que no se alinea y doblega. Para demeritarla, lo más fácil es etiquetarla como alguien difícil, rara, polémica, loca y puta. Ella no se doblegó ni en los momentos de mayor control de Octavio Paz. Desgraciadamente muchas escritoras asumieron como verdadera esa visión sin conocerla ni estudiarla bien.

¿Carlos Fuentes y Octavio Paz siguen siendo figuras intocables?

Sí. La cultura sigue siendo manejada por el grupo de Octavio Paz. En casi todas las entrevistas donde hablo de este tipo de cosas me censuran. Publican fragmentos pero partes medulares como éstas, las editan.

¿Alguna vez alguien le pidió que no hablara mal de Octavio Paz?

No me lo dicen, pero no lo publican. Así ha sido desde que empecé a estudiar a Elena Garro. En 2002, con Testimonios sobre Elena Garro comenzó a hablarse de Octavio Paz y de la farsa que armó el gobierno contra ella en 1968. Su vida realmente peligró, pero el mito sostenido incluso por Poniatowska, es que ella era paranoica. Rafael Cabrera ha demostrado que hubo una persecución, el problema es que al grupo de Octavio Paz no le conviene bajarlo del pedestal.

¿Qué les tiene que decir Elena Garro a la nueva ola feminista?

Les tiene que decir todo. Su obra es vigente en cuanto a la violencia y a la desigualdad de género. Las feministas mexicanas deberían valorar a Elena Garro como una figura icónica y transgresora.

AN