Actitudes que sacan de quicio

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Ángel Celeste.
Es fácil que más de una buena amiga o comadre esté dedicada a focalizar hasta el último gramo de su energía para conseguir la salud de su corazoncito –incluyendo emociones-, de su atareada mente y el a veces olvidado cuerpo. Sin embargo, esto no significa ni garantiza que no provoque que un buen samaritano se le erice la piel o se le pongan prácticamente los cabellos de punta, cuando ve que hace su entrada triunfal a un sitio.

Así que hay que encender el detector de actitudes indeseables, que evita seamos sujetos de inspiración de pena ajena, además de ayudarnos a descubrir las situaciones que afectan en todo tipo de relaciones y merman el modo en el que nos desenvolvemos ante los demás. María Villegas y Jennie Kent, autoras del libro Vademécum Mujeres, de Villegas Editores, explican algunas de las actitudes más populares que pueden convertirnos en un auténtico dolor de cabeza para otros:

1. Inventar disculpas: Es decir, ser una poderosa máquina de pretextos, cuando no respondemos a una llamada, un correo electrónico, llegamos tarde a una cita o de plano aplicamos el platón, y nos excusamos con algo como “me quedé sin señal del celular”, “me choca cuando falla el internet” o “qué raro, te juro que sí te lo mandé”, es momento de voltear a ver a la responsabilidad y dejar las mentiras a un lado porque estamos protagonizando un papelón.

2. Ser fantoche: ¿Quién no recuerda a Miss Piggy? La mismísima enamorada de la simpática rana René, que no perdía oportunidad para hablar bien de sí misma y presumir cualidades con el único resultado de ser insoportable. Eso de andar con aires de multiganadora del Óscar en plena alfombra roja, no es nada bueno para la convivencia ni comunicación, nada más elegante que la delicada sencillez y prudencia.

3. Ser desagradecido: No se trata de traer el espíritu del Día de Gracias o Navidad a cuestas, pero sí de estar a la altura de las circunstancias con aquellas personas que nos han brindado desde apoyo, comprensión hasta un profundo amor. Las gracias nunca sobran y si se demuestran es mucho mejor, lo dijo el filósofo Séneca: “Para obrar, el que da debe olvidar pronto y el que recibe, nunca”.

4. Tener la necesidad de ganar siempre: Lo malo de esta situación no es tener un fuerte espíritu competitivo –para eso existe el deporte, nena-, sino en no saber perder, así como mantener el deseo de siempre estar a la cabeza, ¿ejemplos? Desde un inocente juego de mesa, hasta estar en plena conversación con una colega, robarle la palabra para decirle que tú estás más enamorada, enferma, feliz, preocupada, etcétera, dependiendo del asunto en cuestión.

5. Ser negativo: Tras algunos días de no ver a una compañera de trabajo, quien cabe decir se veía con un cutis suave y un cabello brillante, le pregunté interesado cómo estaba, a lo que me respondió tajantemente: “sobreviviendo”, ¿qué? Pensé inmediatamente, ella estaba bien, ninguna tragedia pasaba en su vida, sólo que vivía con una actitud tan negativa, que tenía la virtud de ver un problema en cada solución, así como algo malo, en lo bueno.

Las autoras explican que todo el mundo tiene días con mucha o ninguna fortuna, pero hay que mantener una buena actitud ante la vida, ser más productivo, y así lograr un mejor estado de salud, además de armonía -incluso felicidad- en las relaciones que tenemos en todos los ámbitos.

Colaboración de Fundación Teletón México.
Bojorge@teleton.org.mx

Staff de Notiissa.mx

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