Despierten!, ya basta de aceptar tantas injusticias

Revistalibertad.com.mx/ Bernardo Javier GARCÍA  MEDINA.-hoy duele siquiera el pensar en lo que pasa en todo el país.

El pueblo cansado exige a gritos comida, trabajo, gasolinas baratas y de venta en los expendios.

Son distractores peligrosos los que están usando en Chihuahua con la supuesta falta de combustible; la paralización del transporte, el cobro doble en las tarjetas del Vivebus.

Pero lo mismo pasa en todos lados.

El país se cae a pedazos, se desmoronan las políticas económicas, y los beneficiados siguen siendo los cotos de poder.

El gobierno primero protege, subvenciona, paga, patrocina y cuida a los grupos de anarquistas y luego los tumba a balazos.

Guerrero, Michoacán, Puebla, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Jalisco, las Californias se ahogan por el narco e impunidad.

Pero por otro lado, los maestros disidentes siguen paralizando la vida de millones de escolapios, dejando tras de sí millonarias pérdidas por sus plantones y el gobierno, prefiere negociar en lo oscurito los cotos de poder que solucionar o cortar de tajo.

Hoy lamento que se siga manipulando la información, tergiversando la realidad, acomodando distractores como si los ciudadanos fuéramos tontos.

Son cortinas de humo muy costosas, sangrantes y peligrosas.

Mejor dejen de cobijar a gobernadores, senadores, diputados, alcaldes, regidores, empresarios, industriales y compadres indeseables.

Hagan efectivo el poder de la traslación de dominio y el apoderarse de bienes muebles e inmuebles, dinero, joyas, acciones y concesiones de tanto sin vergüenza y regrésenlo al pueblo.

Ya basta de complacencias y corruptelas.

México se desangra por gobiernos tibios, mediocres, sucios.

Por maestros que nunca están tras el pizarrón.

Por burócratas que sólo quieren que los pongan donde hay lana para seguir entorpeciendo labores y beneficios a sus patrones que son el pueblo.

Aquí no vemos lo que está pasando en Brasil, Guatemala, Chile, España o Grecia y vamos corriendo para allá.

-El pueblo se cansa porque tiene hambre, inseguridad, desconfianza de las instituciones, de la falta de respeto a la ley y a sus vidas.

Ya son tiempos de participar, gritar, decir, escribir, denunciar luchar por la colectividad y contra las mafias de siempre.

Ya basta ciudadano apático,  conformista, lerdo, miedoso, convenenciero y lefio, toma las riendas de la vida y exige a tus empleados que son desde el presidente del país hasta el último trabajador de gobierno que hagan bien las cosas, que dejen de robar y que trabajen bien.

Ya basta de quejarse y llorar lo que no sabemos defender como hombres o mujeres de bien.

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