4 libros básicos de Mario Vargas Llosa

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A propósito de los 80 años del ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, hacemos un repaso por algunas de sus novelas más celebradas.

La bibliografía de Mario Vargas Llosa es tan amplia como diversa. Ensayo, memoria, periodismo, teatro y ficción. Difícil seleccionar cuatro títulos de quien es a todas luces, un clásico dentro de la literatura latinoamericana, sin embargo, asumimos el riesgo y en el marco de las conmemoraciones por sus ochenta años de vida trazamos una hoja de ruta que incluye cuatro de sus títulos imprescindibles.

Conversación en la catedral. Alfaguara.

Zavalita y el zambo Ambrosio conversan en La Catedral. Estamos en Perú, durante la dictadura del general Manuel A. Odría. Unas cuantas cervezas y un río de palabras en libertad para responder a la palabra amordazada por la dictadura. Conversación en La Catedral no es, sin embargo, una novela histórica. Sus personajes, las historias que éstos cuentan, los fragmentos que van encajando, conforman la descripción minuciosa de un envilecimiento colectivo, el repaso de todos los caminos que hacen desembocar a un pueblo entero en la frustración.

La fiesta del chivo. Alfaguara.

En esta novela asistimos a un doble retorno. Mientras Urania Cabral visita a su padre en Santo Domingo, volvemos a 1961, cuando la capital dominicana aún se llamaba Ciudad Trujillo. Allí un hombre tiraniza a tres millones de personas sin saber que se gesta una maquiavélica transición a la democracia. Vargas Llosa, relata el fin de una era dando voz, entre otros personajes históricos, al impecable e implacable general Trujillo, apodado el Chivo, y al sosegado y hábil doctor Balaguer (sempiterno presidente de la República Dominicana). Con una precisión difícilmente superable, muestra que política puede consistir en abrirse camino entre cadáveres, y que un ser inocente puede convertirse en un regalo truculento.

La guerra del fin del mundo. Alfaguara.

A finales del siglo XX, en las tierras paupérrimas del noreste de Brasil, el chispazo de las arengas del Consejero, personaje mesiánico y enigmático, prenderá la insurrección de los desheredados. En circunstancias extremas como aquéllas, la consecución de la dignidad vital sólo podrá venir de la exaltación religiosa – el convencimiento fanático de la elección divina de los marginados del mundo- y del quebranto radical de las reglas que rigen el mundo de los poderosos.  Así, grupos de miserables acudirán a la llamada de la revolución de Canudos, la cuidad donde se asentará esta comunidad de personajes que difícilmente desaparecerán de la imaginación del lector: el Beatito, el León de Natuba, María Quadrado. Frente a todos ellos, una trama político-militar se articula para detener con toda su fuerza el movimiento que amenaza con expandirse.

Pantaleón y las visitadoras. Alfaguara.

Pantaleón Pantoja, un capitán del Ejército recientemente ascendido, recibe la misión de establecer un servicio de prostitución para las Fuerzas Armadas del Perú en el más absoluto secreto militar. Estricto cumplidor del deber que le ha sido asignado, Pantaleón se traslada a Iquitos, en plena selva, para llevar a cabo su cometido, pero se entrega a esta misión con tal obcecación que termina por poner en peligro el engranaje que él mismo ha puesto en movimiento. Mario Vargas Llosa utiliza esta anécdota para subrayar la hipocresía de las instituciones que se llaman ejemplares.

Fuente: AN

Staff de Notiissa.mx

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