Detienen a peligrosa delincuente: Lorenzo Pérez

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Me encontraba  tranquilo, terminaba el viernes 4 de marzo, casi aturdido, con la cascada de promesas y las frenéticas actividades de los candidatos y precandidatos, quienes   prometen y aseguran un Chihuahua diferente,  casi  el Estado de las Maravillas, como en todas las elecciones.  Cuando me disponía a descansar  timbró el teléfono.

Alterado y aturdido,  el abogado (omito su nombre por discreción) me narra apresurado el caso. Me cuenta: “Me encontraba en una diligencia allá por la calle Pacheco y Juárez y me detuve en Banamex   para hacer el movimiento bancario de la nómina, cuando veo reunidas un grupo de personas, frente a la entrada de Al Súper.

Eran las 12:15 de mediodía.  Me acerco y veo a una mujer (omito su nombre por respeto)  sometida por un elemento de Seguridad, que gritaba desesperada. Pregunto y me dicen que la sorprendieron con mercancía robada. Muéstrenme  el cuerpo del delito: dos carteras de carne molida y un cuarto de queso (no más de 200 pesos). Le digo    al guardia que me permita pagar el importe. La señora gritaba por sus nietos  que iba a recoger a la escuela. Entré a Al Súper y pagué la mercancía sustraída, pero no me la  entregaron.  La señora se retuerce con gritos de llanto en el suelo. Pongo en su bolsa el ticket de la mercancía y cien pesos para que se regrese en taxi, porque según el guardia la van a soltar luego”.

Continúa el abogado: “No habían pasado 25 minutos cuando llega una unidad de la policía con alarde de prepotencia, minutos después arriba otra y para complementar el operativo de ´seguridad´  acuden otras dos, un agente hasta con pasamontañas, todos con armas largas R 15.  Someten a la señora en el piso y la esposan, como bulto la trepan en la pick up. La gente se indigna y protesta. Pero ellos son eficientes cumplidores de la ley, y no transigen porque atraparon a una delincuente. Me amenazan y  amedrentan para que no tome fotos”.

Por la tarde, el abogado le llama a la hija para ver cómo se encuentra su mamá. Recibe la mala noticia de  que a la señora permanece detenida. Molesto el litigante pasa por mí a la oficina, el sábado por la mañana,  para que lo acompañe al Ministerio Público. No pude dormir  durante la noche,  me dice.   Nos topamos con un muro vestido de servidor público. Lo brincamos. Otro abogado más sensible y humano entiende el caso. Nos tramita el permiso para ver a la “delincuente”. Impresionante la escena. Una mujer bajita, escuálida y avejentada que rebasa en apariencia los 54 años. Reconoce su robo por hambre (apropiación famélica), no me alcanza el gasto, justifica.   Nos dice que se quería morir cuando la detuvieron y la tenían en el suelo. Por su hambre y la desvelada la pobre mujer no alcanza a expresar su dolor y desgracia. Para autorizar al abogado la defensa,  la “acusada” pone su huella digital en hoja, no sabe leer ni escribir. La dejamos. Nos informan que ya se fijó la fianza.

El tercer abogado del Ministerio Público entendió la situación. Según el punto de partida el caso iba para largo porque no se encontraba la coordinadora y que llegaba hasta la una de la tarde. Con burocracia de fin de semana,  la “delincuente” saldría hasta el lunes 7 de marzo.

Corrían las 11:30 de la mañana del sábado cuando el abogado pagó los 500 pesos de fianza. Y se dio de orden de liberación. Afuera  esperaban a la señora las tres hijas y como 10 nietos. Minutos de encuentro de dolor y lágrimas.

Regresamos al  lugar de los hechos encontramos al guardia de seguridad que detuvo a la señora. La historia la acomodan  los empleados de Al Súper. Según ellos, los  sensores delataron a la señora “con más mercancía”. Y que al jurídico de la empresa está al pendiente de los casos y que la señora al llegar a Averiguaciones Previas la soltarían de inmediato. Pues le dijimos que no, la señora se encontraba todavía detenida. Se lavó las manos cuando se le preguntó que si la mercancía robada ameritaba el operativo de seguridad de cuatro unidades y  la fuerza ejercida contra la “delincuente”. Reconoció que no. Y hasta señaló que eran unidades estatales y municipales que se peleaban la presa.

Indigna ver el inmediato y excesivo aparato policiaco en contra de una mujer, pobre y adulta por un delito insignificante, hecho que pone en entredicho la escasa preparación y sentido común de los agentes. Un llamado a las organizaciones sociales, a los derechohumanistas, a las autoridades municipales y hasta los candidatos en campaña, para atender de inmediato la epidemia de hambre ¿desempleo?, que subyace en Chihuahua. La brutalidad policiaca no podrá contenerla. ¿Quién le apuesta por rescatar la conciencia, el derecho ciudadano y la dignidad de los hijos de Dios de los pobres? Por lo pronto el Papa Francisco.

Staff de Notiissa.mx

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